La Ramada entre verdes cañaverales, al sonido relajante de la brisa de la sultana de los Andes, nace la leyenda entre aguardiente y cerveza. Equilibrio esta en su naturaleza, moderados aromas a maracuyá, dejes a miel, y bajas notas a lúpulo. En boca, surge el frescor del maracuyá con una baja acidez, con un retrogusto dulce que nos aportan sus maltas.
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